En los últimos años, la cocina abierta al salón-comedor se ha convertido en una de las principales tendencias de decoración. No se trata de una simple moda pasajera, sino que ha llegado para quedarse, ya que ofrece ventajas muy interesantes respecto a una cocina cerrada. Al prescindir de tabiques divisorios, las estancias parecen más amplias y luminosas.
¿Cuáles son las ventajas de la cocina abierta?
Es precisamente la luminosidad una de las principales razones para apostar por esta obra. La luz natural se distribuye por los ambientes, de manera que es mucho más fácil aprovecharla y, de esta manera, que el espacio parezca más cálido y confortable.
A nivel funcional, una cocina abierta y comunicada con el salón-comedor hace que el tránsito y desplazamiento a la hora de servir la mesa sea mucho más sencillo. A esto hay que sumar que la estancia se convierte en un espacio más participativo que favorece la vida familiar. Por ejemplo, mientras los niños están viendo la televisión tú puedes estar preparando la cena.
Por los olores no hay de qué preocuparse, ya que actualmente hay en el mercado campanas extractoras muy potentes y silenciosas. Existen incluso extractores que se pueden integrar en la encimera para conseguir un resultado mucho más estético. La gran mayoría de modelos cuentan con sistemas tecnológicos de ocultación, por lo que se pueden ocultar en el interior de la propia encimera cuando no se están utilizando.
¿Qué ofrecen las cocinas semiabiertas?
Si no quieres que quede completamente integrada en el salón-comedor pero que al mismo tiempo los ambientes estén separados, puede elegir una cocina semi-abierta con un separador de cristal. De esta manera, la sensación de amplitud se multiplicará de manera exponencial y también ganarás luminosidad, ya que el separador, al ser de cristal, la luz podrá pasar de la misma manera, y visualmente también parecerá que el espacio es más grande.
Puedes elegir una pared de cristal fija para obtener cierta privacidad, pero debes tener en cuenta que restarás comunicación. Por este motivo, la mejor alternativa es la instalación de un sistema de separación mediante puertas correderas o paredes móviles. También puedes diseñar una solución acristalada intermedia utilizando un muro divisor en la parte inferior y la superior con cristal, a modo de ventana.
Además, existen otras soluciones para una cocina semiabierta:
- Puerta corredera: es un recurso fantástico para diseñar una cocina semiabierta al salón-comedor. De esta manera, podrás cerrarla cuando lo necesites y abrirla cuando quieras integrar la cocina en el salón. Existen multitud de puertas correderas para elegir, para todos los gustos y estilos decorativos. Las encastradas a la pared, que permanecen ocultas en el interior del tabique, ofrecen un resultado despejado y limpio.
- Panel plegable: tal y como su propio nombre indica, un panel plegable es aquel cuyas hojas se pliegan sobre sí mismas. Puedes elegir uno de vidrio, aunque si quieres que las hojas sean grandes, mejor que sea de madera, porque así te resultará más fácil y cómodo articularlo de manera segura.
- Isla de cocina: es una gran solución para separar visualmente la cocina y el salón-comedor, aunque estructuralmente ambas estancias están completamente integradas. Si el espacio lo permite, escoge una isla de cocina con barra de office.
Si te han convencido las ventajas de integrar la cocina en el espacio de vida, es recomendable que hagas una pequeña inversión en electrodomésticos silenciosos. Además, la campana extractora debe ser muy potente si quieres evitar problemas de olores. También debes cuidar la estética tanto de la cocina como del salón-comedor.