Cuando una casa tiene muchos años y se decide reformarla, una de las dudas más frecuentes tiene que ver con por dónde empezar. Hay dos grandes opciones disponibles. Por un lado, realizar una reforma integral en la vivienda. Para ello es requisito indispensable dar con una buena empresa de reformas, que coordine adecuadamente a los diferentes gremios para que no se den retrasos innecesarios. Y, por otro lado, planificar la reforma por fases.
¿Por dónde empezar a reformar una casa vieja?
- El baño
Por lo general, cualquier reforma empieza por el baño, sobre todo en casas viejas. La razón es sencilla: en la gran mayoría de casos es independiente al resto de la vivienda, incluso a nivel de suelos y paredes. Lo ideal para afrontar la reforma de esta estancia es cambiar la bañera por el plato de ducha, elegir sanitarios suspendidos y optar por una combinación original para los azulejos. Puedes pintar la mitad de la pared de un color que te guste, y alicatar el resto con azulejos porcelánicos.
- La cocina
Lo mejor una vez reformado el baño es continuar con la cocina. Esta es una estancia que debe combinar a la perfección la estética y la funcionalidad. Así, en función del tamaño y la forma de la cocina puedes optar por una distribución u otra. En cualquier caso, tienes que formar un triángulo con el fregadero, la zona de trabajo y la vitrocerámica.
Si quieres crear un espacio diáfano e integrar la cocina al salón, debes tener en cuenta que la reforma también afectará al salón, especialmente si quieres unificar el suelo de ambos ambientes. Además, al tirar un tabique es muy posible que algunos enchufes se vean afectados. En este caso, lo mejor es afrontar la reforma de ambas estancias de manera conjunta, creando así un espacio en equilibrio y armonía.
- El suelo
Una vez la cocina y el baño están listos, el siguiente paso para renovar una casa vieja es el suelo. Si realmente quieres unificar el pavimento de todas las habitaciones de la vivienda, lo más aconsejable es que lo instales todo de golpe. Actualmente existen modelos sintéticos que imitan muy bien a la madera y quedan de maravilla en cualquier espacio. La gran ventaja de estos suelos es que no se estropean con el paso del tiempo, y aportan la misma sensación de calidez que la madera natural.
- Las puertas
Si la casa es vieja, seguro que las puertas son oscuras y pesadas. Nada que ver con los modelos que puedes encontrar a día de hoy en el mercado. Es importante que el suelo esté instalado porque quizá sea necesario recortar algunos centímetros de las puertas, sobre todo si has colocado el suelo sobre el antiguo.
- Las ventanas
Y, por último, las ventanas. Más allá del aspecto puramente estético, debes valorar el aislamiento tanto térmico como acústico. Lo mejor es que optes por la instalación de PVC con doble acristalamiento y cámara de aire en su interior. Gracias a ellas el rendimiento de los sistemas de climatización será mucho mejor y te ahorrarás dinero en la factura del gas y de la luz.
Recuerda que prácticamente todos los trabajos de reformas y construcción requieren una licencia. Así, antes de iniciar la reforma de una casa vieja lo mejor es que acudas al Ayuntamiento. Los permisos necesarios dependerán de las dimensiones de la reforma. Si es una obra sencilla que no implica cambio alguno en la distribución del hogar, es tan sencillo como solicitar un comunicado de obras. En cambio, si la obra conlleva la redistribución de espacios es requisito indispensable solicitar la cédula de habitabilidad y el estudio de un arquitecto.