Si estás pensando en hacer una reforma integral en tu vivienda, son varias las cuestiones que debes plantearte. Una de las más importantes es la de cuál es el mejor momento para realizar una obra de este tipo. A pesar de que una reforma se pueda llevar a cabo en cualquier época del año, hay algunos materiales que requieren unas condiciones climáticas determinadas.
Invierno
La época de frío es perfecta para evaluar las debilidades de aislamiento de la vivienda. Es el momento idóneo para detectar aquellas zonas del hogar que pierden calor o son más sensibles al frío. Sin embargo, a la hora de instalar nuevas ventanas, es mejor esperar a la primavera.
La principal ventaja de hacer una reforma en invierno es que muchas firmas cambian sus colecciones a final de año, así que puedes beneficiarte de algunos descuentos y, además, vas a encontrar un mayor stock.
Si bien es cierto que los materiales con base acuosa tienen mayores dificultades en invierno, hay otros, como el yeso, el barniz o el cemento, que se secan mejor con temperaturas bajas que altas. Además, teniendo en cuenta que hay pocas horas de sol y las lluvias son frecuentes, se suelen detectar los problemas rápidamente.
Verano
La mayoría de las personas optan por hacer la reforma de su vivienda en verano por una razón muy simple: tienen vacaciones en el trabajo y, por lo tanto, disponen de más tiempo para tener un mayor control del proceso.
Ahora bien, si las temperaturas son demasiado elevadas, hay algunos materiales que podrían verse afectados, como el barniz, el yeso, la pintura y el cemento. Este tipo de materiales se secan mucho peor con el calor, e incluso pueden llegar a agrietarse.
A esto hay que sumar que muchas empresas del sector cogen vacaciones en verano, así que el tiempo de espera para ver la reforma finalizada podría prolongarse. La mayoría de los empleados de la administración pública también suelen tener libre el mes de agosto, así que los trámites burocráticos se paralizan.
Por lo tanto, es mejor evitar los meses de julio y agosto para una reforma integral en el hogar porque, además del problema del secado de los materiales, pueden surgir diferentes imprevistos.
Primavera y otoño
Los meses abril, mayo, junio, septiembre y octubre se consideran los mejores para hacer una reforma. En primavera y otoño hay más horas de luz al día, así que las obras suelen ir más rápido que en invierno y verano.
Trabajos de pintura, alicatados de baños y cocina y modificación de tabiques, entre otros, se recomiendan hacer en primavera y otoño. En función de la zona donde vivas, procura elegir el mes en el que menos llueva para que todo se seque con mayor rapidez.
Consejos para planificar una reforma integral
Lo primero y más importante es pensar en cuáles son tus necesidades, tanto presentes como futuras. No se trata única y exclusivamente de mejorar la estética del hogar, sino que debes pensar en todas aquellas cosas que pueden hacerte la vida más fácil: cambio de armario por ducha, instalación de espacios de almacenamiento…
Contratar a un buen equipo de profesionales es esencial. Busca una empresa que trabaje con todos los gremios y que éstos se coordinen bien entre ellos para evitar las esperas innecesarias. Para que no tengas que preocuparte de nada, la empresa de reformas debe ocuparse de todo: contratación de profesionales, compra de materiales, tramitación de permisos…
Durante todo el proceso, tu implicación es clave. Más allá de planificar la reforma integral, debes estar al tanto de todo para comprobar si cumple tus expectativas.